martes, 4 de mayo de 2010

CRONICA DE UNA VUELTA ANUNCIADA


Pese a empatar sin goles con San Martín de Tucumán en el Roberto Carminatti, Olimpo ascendió a la primera división del fútbol argentino por tercera vez en la década. El equipo de Omar De Felippe se consagró antes de jugar, teniendo en cuenta el empate de Instituto ante Defensa y Justicia.

16:57. Instituto igualaba 0 a 0 ante Defensa y Justicia, en Córdoba. Sus 59 puntos no hacían peligrar a un Olimpo que hasta ese momento sumaba 67. Exactamente 8 unidades de diferencia, con sólo 6 por disputar para los cordobeses. Y pese que no a todos les llegaba la noticia, el aurinegro volvía a ser de Primera. Sin jugar. El equipo de De Felippe se aseguraba un lugar en la máxima categoría del fútbol nacional.
Cuatro minutos más tarde saltó a escena, a estrenar el ascenso, vestido de atuendo blanco, casi en una premonición de la fiesta que se avecinaba.
Quizás la noticia proveniente de Córdoba provocó lapsos de desconcentración en el local. O quizás la relajación comenzaba a hacer mella. Lo cierto era que, de manera sorpresiva, San Martín inició el partido algo mejor parado en el campo, y sorprendió en 20 segundos de juego, tras una pifia de Santín que aprovechó Félix Décima, rematando defectuosamente.
Pero sin manejar aún el balón de manera constante, Olimpo fue avanzando territorialmente. En 5 minutos, el horizontal le negaba el gol a Omar Zalazar, tras un centro de Vega y posterior habilitación de Delorte.
La pelota pasaba poco por David Vega, el único que podía darle buen destino. Cabrera se preocupaba más en la marca del otro Vega, Leandro, que en atacar por su sector. Y Delorte debía retroceder demasiado para buscar el balón. Así Olimpo no prosperaba. Y San Martín, astuto, contraatacaba de manera constante, con un Herrera muy activo.
Precisamente fue Nicolás Herrera quien, en 26 minutos, sacó un remate violento en cercanías del área, que se frenó en el brazo izquierdo de Juan Pablo Scheffer. Jorge Baliño entendió que el impacto fue intencional y sancionó penal.
Héctor Álvarez se encontraba con la gran chance. Cara a cara con Tombolini, su remate desde los doce pasos impactó en el alambrado, a unos dos metros del horizontal. Inexplicable definición para un delantero de esta categoría…
El penal marrado le dio vida a Olimpo, que se fortaleció cada vez que Vega tocó el balón, siendo el cerebro de su elenco. Primero, remató cerca del palo derecho de López en 30 minutos. Y luego, diagramando una triangulación que pudo ser letal junto a Delorte y Barrionuevo, si la definición de éste último hubiera acertado los tres palos del golero paraguayo.
Los últimos minutos demandaron sufrimiento para el aurinegro. Santín durmió de espaldas al movedizo Herrera, y el remate de éste (que pasó cerca) sorpendió a Tombolini, que contuvo sin problemas un nuevo remate del “7” tucumano, en lo que fue la última jugada del primer acto.
Desde el comienzo, Olimpo comenzaba a mostrar la tónica del complemento. Puro centro al área de un López inspirado. En la primera estuvo muy cerca de marcar, otra vez Barrionuevo, con centro de Vega y un lujo de Brum.
Más tarde Mosset. Y luego Delorte. Y así, una y otra vez, a través de constantes envíos aéreos que avasallaban el área norteña.
A De Felippe, la idea parecía no convencerlo. Por eso puso a Rolle en cancha, pero la sustitución no le otorgó los réditos que imaginaba. Olimpo carecía de juego asociado, y de mitad de cancha hacia delante, soltaba la bola en forma de centro.
Delorte aguantaba de espaldas, y tanto luchar…pareció valer la pena. De Muner lo tomó dentro del área, y otra vez Baliño, en la misma área pero esta vez a favor, decretó la pena máxima.
En 31 minutos, el goleador Rolle fue el encargado de ejecutarlo, repitiendo la historia de su colega tucumano. Al menos, Martín, hizo revolcar a Julio César López, quien atajó su anunciado remate sobre el su palo derecho.
Desde el banco vinieron Víctor Hugo Gómez y Concistre, pero más que intentos, no pudieron darle la puntada final que Olimpo necesitaba. Y como los goles no se hicieron en el arco de calle Chile, el sufrimiento se apoderó del arco que custodiaba Tombolini, de fondo a la calle Ángel Brunel. Sin embargo, San Martín no hizo más que lucir al mejor arquero de la categoría.
Las cartas ya estaban echadas. Olimpo no lució, tampoco ganó, pero ascendió y lo merece, merced a un trabajo serio, ordenado y en equipo. Dirigentes y cuerpo técnico trabajaron a destajo, delineando un plantel que, con humildad y sacrificio, se brindó por completo en todo momento para llegar a este logro. Olimpo vuelve. Todavía no es campeón, pero vuelve. Y hoy, para festejar, alcanza…¡Vaya si alcanza!

Juan Manuel Tucci
Foto: Télam.

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